Historia de la exodoncia
La exodoncia es definida como el procedimiento de separar el órgano
dentario de los tejidos que lo mantienen unido al resto del organismo, como lo
son el hueso alveolar, ligamento periodontal y encía, haciéndolo idealmente sin
dolor y sin dañar los tejidos circundantes.
En casi todos los tratados sobre la historia de la extracción dentaria,
aparece que los primeros conocimientos al respecto se remontan a las enseñanzas
de Hipócrates (460-377 a.n.e.) entre los griegos. En dichos tratados se citan
como primitivos y rudimentarios
antecesores de los “forceps” que usan los dentistas modernos al “odontagogo” y
a la “rizagra” como los instrumentos empleados respectivamente para los dientes
y las raíces entre los romanos en el siglo II. El año 700 se registra como el de la formulación
de las primeras regulaciones de la extracción dentaria y del invento del
descarnador para mover el diente.
En la Edad Media, la extracción se hacía básicamente por frailes, barberos
y empíricos, que usaban un instrumento de hierro llamado “dentario”, predecesor
del “pelícano” que apareció en 1550 y del cual Ambroise Paré (1510-1590) dejó
dibujos y descripciones. En una obra publicada en 1560, el padre de la cirugía
moderna advertía a los dentistas que se requerían ciertas habilidades para el
uso del pelícano, pues existía el riesgo de que se arrancaran tres dientes
sanos a la vez y se dejara el diente enfermo dentro en la boca.
El pelícano se utilizó durante más de 200 años y en los albores del siglo XVII se comenzó a hablar de otros instrumentos como el botador, el tiradientes y la pinza pico de cuervo. En el siglo XVIII, específicamente en 1728, se modificó el pelícano y, para usar el botador, se golpeaba sobre él con un mazo de plomo a fin de hacer saltar el diente. Años más tarde se inventó una llave, que se usó durante cerca de 100 años para la extracción de dientes y muelas.
Los instrumentos de este género se continuaron modificando empíricamente,
hasta que en 1954 se construyeron los primeros forceps anatómicos, mediante la
modelación de las piezas sobre dientes naturales, de manera de lograr una
adaptación perfecta. Desde entonces, también los forceps fueron sufriendo una
serie de transformaciones, hasta llegar a los que se utilizan actualmente.
Haciendo un aparte con los chinos, vale señalar que 800 años de nuestra era
éstos tenían verdaderas escuelas de exodoncia. Los alumnos eran provistos de
unas tablas con numerosas perforaciones, en las que se insertaban clavijas de
madera que debían sacar con los dedos pulgar e índice. Luego iba en aumento la
resistencia de las clavijas insertas, que se debían tirar con gran fuerza para
extraerse. Tras adquirir notable habilidad en sucesivas prácticas, los adeptos
se dedicaban a extraer dientes de la boca de algún sufrido paciente. Lograda la
destreza y el poder digital que satisfacía al maestro, se “graduaban” de manera
solemne y se convertían en dignos exponentes de esta especie de odontología
destructiva. De lo anterior se infiere que fueron los dedos los primeros
forceps con que contó la humanidad para ejecutar las extracciones dentales.
Como se puede razonar, muchos cientos de años han tenido que pasar para que la odontología
dejara de ser una práctica manual empírica y se convirtiera en una de las
disciplinas más importantes de las ciencias de la salud. La cada vez más
perfecta aplicación de soluciones anestésicas para evitar el dolor, el
instrumental quirúrgico y el material terapéutico disponible, la radiografía
dental y la absoluta asepsia garantizada en este tipo de operación, son el
índice más elocuente de la evolución de esta ciencia, gracias a lo cual ha
quedado en la bruma del recuerdo aquella temida figura que, hierro en mano y
rodilla sobre el pecho del aterrorizado paciente, trae a la memoria alguna
siniestra imagen del tiempo del inquisidor Torquemada.
Historia de la exodoncia
ResponderEliminar